Una de las frases que más repetimos en la adolescencia es «cuando yo viva solo podré…» «cuando yo viva solo haré…», sin embargo, cuando llega ese momento de la vida, nos damos cuenta que no es tan fácil como pensamos.
Vivir solo requiere una gran responsabilidad, pues a partir de ese momento, debes aprender muchas cosas que no creías necesitar como ahorrar, hacer oficio, pagar las facturas y hasta cocinar. Y solo es en ese momento cuando entiendes tantas cosas que te decían tus padres.
Pero, ¿qué extrañan los colombianos cuando se van de la casa de los papás?
No hay nada como la comida de mamá, ellas son las únicas capaces de hacernos nuestra comida favorita, y por más que pase horas en el teléfono explicándonos la receta paso por paso, nunca seremos capaces de hacer el mismo plato o lograr que quede con el mismo sabor.
Cuando te vas de la casa de tu papás sabes que debes empezar a cocinarte, sin embargo, lo que más extrañas cuando te vas de la casa de tus papás, es saber que cuando te levantes no tendrás el chocolate o el café listo y mucho menos los huevitos que tanto te gusta o la arepa con mantequilla.
Tendrás que aprender a levantarte un poco más temprano y prepararte tu propio desayuno ¡no puedes alimentarte de cereal todos los días!
Puedes comprarte una nueva cama, la mejor, la más novedosa, la más innovadora del mercado. Puedes llenarla de almohadas y comprar una sábana de 1.000 hilos, pero nunca esta nueva cama será tan cómoda como lo es la cama que está en la casa de tus papás.
Y es que no tiene alguna explicación, simplemente los colombianos preferirán siempre su vieja cama.
Mercar no está en tu lista de cosas favoritas por hacer, por esto, siempre te faltará algo en la nevera que vas a necesitar justo en el momento que estás cocinando, ya sea un huevo, la leche, la mantequilla o el atún, solo te darás cuenta que se te olvidó comprarlo cuando más lo necesites.
Y es muchas veces no sabíamos cómo, pero la nevera de la casa de los papás siempre estaba llena de comida y siempre encontrábamos comida, porque colombiano que se respete, siempre se levantó de noche a asaltar la nevera.
Limpiar, hacer oficio, mantener todo en su lugar, despolvado y organizado. No te das cuenta que son cosas que tienes que hacer todos los días sino hasta el momento en que te vas de la casa de los papás.
Siempre que llegábamos a la casa de los papás la encontrábamos limpia, pero nunca nos dimos cuenta que es una labor diaria que no puedes evitar y que te guste o no la tienes que hacer si no quieres vivir en un «chiquero».
¿Lo bueno de vivir solo? enfiestarse hasta el amanecer, ¿Lo malo de vivir solo? enfiestarse hasta el amanecer. Sí, a veces enfiestarse es la peor decisión que pudiste tomar (literalmente) y es que sabes que extrañas la casa de tus papás cuando no encuentras un caldo de pollo para el guayabo y que te rescate de la fiesta que te pegaste, porque colombiano que se respete, con un caldo bien caliente se levanta del guayabo.
Cuando uno vive en la casa de los papás nunca se tiene que preocupar por la ropa, uno sabe que siempre que la ensucia la mamá la lavará y la dejará organizada y lista para volverla a usar.
Pero todo colombiano empieza a extrañar la casa de los papás cuando no encuentra qué ponerse porque toda la ropa está sucia y sin lavar. Ahí es cuando uno se da cuenta que tiene que ser responsable y ordenar toda la ropa, porque o sino, esta no se lavara y se organizará por arte de magia.
Cuando uno se va de la casa de los papás tiene que empezar a manejar los gastos. Pero uno solo entiende todas las vueltas que tiene que hacer y los gastos que hay que pagar solo hasta el momento en el que ya no vive con los papás.
Pagar el teléfono, internet, televisión, el celular, el mercado, la salud… Todo, absolutamente todo queda bajo tu responsabilidad.
Aunque parece increíble y muchas personas no crean, una de las cosas que más extrañan los colombianos al irse de la casa es: la cantaleta diaria de la mamá por cualquier cosa.
Incluso, uno sabe que la mamá estaría ahí alegando si viera el desorden que tienes o se diera cuenta que los platos todavía están sin lavar y la cama sin tender.
Si eres de los que no disfrutabas las reuniones familiares te tengo una noticia: las vas a extrañar. Porque si hay algo que caracteriza a los colombianos es esa alegría de compartir en familia y aún más en las fechas especiales como cumpleaños o navidad.