El embarazo en la adolescencia es una verdad que alarma al país. Mientras los índices de abandono y violencia contra la niñez continúan en ascenso, principalmente en familias de padres jóvenes, las posibilidades de control de natalidad no han dado resultado y se calcula que un 30% de los adolescentes no usan métodos anticonceptivos. Las políticas para atacar esta problemática no han dado resultado y la crisis parece no mejorar. Pero esto parece quererlo solucionar la Semana Andina, a la cual se unió el Distrito Capital.
caracol.com.coEl embarazo adolescente no debería ser objeto de actividades realizadas sólo por el deseo de cumplir. Si el país continúa así, las garantías de protección a los niños y jóvenes del la nación tendrán un camino arduo qué superar, pues gran parte de las costumbres sobre el desarrollo sexual son hereditarias y continuamente enseñadas en los contextos sociales de familias de escasos recursos.
Para el Ministerio de Educación las cosas son claras: el ciclo de pobreza, violencia y embarazos en las familias de estratos bajos son la manera que las adolescentes encuentran para escapar de su realidad, con la esperanza de que las cosas mejoran con la conformación de una nueva familia. Según sus palabras: “Se necesita trabajo en equipo. Todos los sectores de la sociedad debemos estar involucrados dentro del proceso para lograr soluciones a la problemática”.
Y es este trabajo en equipo el motivo por el cual la Semana Andina de Prevención de Embarazos en la Adolescencia quiso realizar una campaña masiva, en varios municipios del país, para fomentar un Programa de Prevención de la Maternidad y Paternidad Temprana. El evento que se realizó desde el 19 al 30 de septiembre, se centró en la capacitación a grupos familiares con el objeto de comunicar un mensaje de respeto y ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. La intención es cambiar la percepción que los habitantes tienen sobre el embarazo y crear una conciencia constante sobre el uso de métodos anticonceptivos.