¿Adivina que puesto ocupa Colombia en el ranking mundial de coeficiente intelectual? Pues definitivamente no estamos en el top 10, así que no te ilusiones. Ocupamos el puesto 24 de una lista de 113 países con un IQ promedio de 84, superada por naciones hermanas como Uruguay (IQ 96), Argentina (IQ 93), Chile, con un IQ de 90, Ecuador, Perú, Brasil, México y Cuba. De acuerdo al portal lavanguardia.com, este ranking realizado por los científicos británicos Richard Lynn y Tatu Vanhanen en 2014, es abanderado por países de otros continentes como Singapur (108 IQ), Corea del Sur (108 IQ), Japón (105 IQ) e Italia (102 IQ). Ahora, intenta dimensionar que muy a pesar de la posición que ocupamos los colombianos, nuestro país ha visto nacer mentes brillantes que superan por mucho nuestro promedio y hacen parte del 2.5% de la población mundial con un cociente intelectual superior a 130, al punto de equiparse con genios de la talla de Albert Einstein o Stephen Howkings.
Y aunque que el IQ mide la inteligencia más allá de la academia o la ilustración, desafortunadamente, su asombrosas cualidades no cuentan en Colombia con la infraestructura necesaria para su aprovechamiento y la mayoría de estas mentes brillantes permanecen en el anonimato o exiliadas voluntariamente, tal como lo explicó a la revista Dinero Camila Trujillo, presidenta de Mensa Colombia, la asociación internacional que agrupa a este sector de la población: “de quienes han ingresado a Mensa desde el año 91 más del 60% se han ido del país”. Curiosamente, los científicos Lynn y Vanhanen, también concluyeron con su estudio que el rango de inteligencia influye sin duda en el bienestar de sus poblaciones. Conozcamos entonces tres de esas personas a las que vale la pena seguirle la pista, porque quién quita y terminen de profetas en otras tierras:
Miguel Ángel Rojas Palacios
Miguel Ángel, es un pequeño oriundo de La Ceja, Antioquia, que con solo cinco años ya maneja a la perfección el ruso, el inglés y algo de árabe. No podía esperarse menos de un niño que ya sabía leer desde los 2 años de edad y que actualmente se ha leído más de 25 libros entre los que se encuentran tratados de astronomía. De hecho, aseguró en el programa estadounidense “Siempre niños” de Don Francisco que lo volvió viral en enero de este año, que cuando grande quiere ser astronauta y neurocirujano. El diario El Espectador habló con su padre, el Técnico en Alimentos Óscar Rojas, quien aseguró que tanto su esposa como sus dos hermanos quieren que Miguel Ángel lleve una vida social normal en su actual colegio, el Gimnasio Bilingüe Recrearte donde cursa el segundo grado, a pesar de su coeficiente intelectual de 160 que iguala al de Albert Einstein.
Simón Echeverri Navarro
Simón es lo que llamamos en Colombia un Caramelo escaso con un coeficiente intelectual de 142 puntos, que aprendió a escribir entre los tres y los cuatro años. Actualmente tiene 21 primaveras y desde pequeño desarrolló una extraordinaria inteligencia lógico matemática que lo impulsó a pedirles a sus padres y a los medios de comunicación que lo contactaran con Bill Gates porque en su país nadie le paraba bolas, tal como reporta la revista Semana en 2008. En el mismo artículo, titulado “Una mente Brillante”, como el nombre de la película sobre el genio matemático John Nash, Semana cuenta que cuando Santiago tenía tan solo 5 años logró resolver en un abrir y cerrar de ojos el problema que llevaba trasnochando a su tío varias noches, que por ese entonces era desarrollador de softwares justamente para la empresa Microsoft, en Estados Unidos. En una entrevista que dio a los 11 años al periódico El Mundo de Medellín, cuando ya tomaba clases de extensión de Astrofísica en la Universidad de Antioquia con el profesor Jorge Correa, Santiago quien tiene una teoría propia sobre el Big Bang, expuso que no cree en dios pero siente que es la reencarnación de Leonardo Da Vinci y sin duda quisiera trabajar en la NASA. La documentación de nuestros medios digitales sobre su vida llega hasta sus 15 años cuando su madre, Martha Navarro de acuerdo a la revista Dinero, se cansó de que le cerraran a las puertas a su hijo en el país y cruzaba los dedos por que obtuviera una beca en el extranjero. ¿Qué será de él?
Santiago Amaya
Santiago, con un coeficiente intelectual de 170, tuvo que vender minutos de celular para sostenerse y estudiar su carrera en Ingeniería Química después de tocar inútilmente las puertas del Estado y renunciar a su idea de estudiar astrofísica por falta de oportunidades, como relata la revista Dinero. Lo cierto es que cuando apenas sus compañeritos de preescolar estaban conociendo los números y aprendiendo a escribirlos, Santiago ya sabía multiplicar hasta con la tabla del 30. Recordemos que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud una persona tiene un coeficiente intelectual superior si sobrepasa los 130 puntos y, aunque en cada país aproximadamente un 2.5% de la población tiene esta condición, la mayoría no son detectados. En Colombia, por ejemplo, las cifras son poco actualizadas, pero en 2011 el Icetex, apenas otorgó 47 créditos educativos condonables y renovó 50 para personas que demostraron altas capacidades intelectuales como Santiago, según las cifras de la revista Dinero. Lastimosamente el único artículo en la web que referencia a Santiago Amaya, es el aquí mencionado y data del 2012. ¿Qué habrá sido de él en estos cinco años?