Desde el pasado mes de agosto todo colombiano es donante de órganos y tejidos, a menos de que en vida haya manifestado lo contrario. La ley 1805 busca resolver la crisis de donación de órganos que existe en el país cuya tasa es de 7,2 donantes por cada millón de habitantes.
La ley que ya empieza a crear polémica, deja por fuera de la decisión a los familiares del fallecido, es decir, si la persona no deja constancia de no ser donante, los familiares no podrán oponerse a la utilización de sus órganos o tejidos. En el caso de los niños, la decisión de la familia sigue teniendo validez.
Los promotores de esta Ley 1805 aseguran que esta ley tiene como principal objetivo aliviar el sufrimiento y la angustia de las más de 3 mil personas que esperan por un órgano en el país y que se han visto afectados por una ausente cultura de donación.
En cuanto al proceso de negación, la ley establece que toda persona puede negarse elaborando un documento escrito notariado y entregándolo en Instituto Nacional de Salud. También puede dejar constancia de su negación registrándose en cualquier EPS.
La Ley abre más posibilidades para quienes esperan un trasplante, además busca crear conciencia sobre la importancia de dar vida después de la vida.