El gesto ocurrió cuando el Sumo Pontífice arribó en su Papa Móvil hacia el sitio donde se realizó la ceremonia eucarística en la que se beatificó al Obispo de Arauca, Jesús Emilio Jaramillo, y al Pbro. Pedro Ramírez Ramos, en pleno parque Catama.
Lo esperaba un grupo conformado por integrantes de la comunidad indígena de Puerto Gaitán y Amazonas, representantes del gobierno de Villavicencio y algunos sacerdotes y obispos.
Entre la multitud se camufló el hombre quién decidió ponerle su sombrero: uno vueltiao, que si bien no hace parte de la tradición llanera lo hizo lucir «muy colombiano».
En las calles de Villavicencio sintió la cultura llanera
Bergoglio compartió con los llaneros en las calles muy «de tú a tú», ya que, contrario a la capital del país, no existieron barreras que facilitaron, incluso, que la gente lo tocara, entregara comunicaciones y hasta cuadros con imágenes.
Los ciudadanos lo vivieron y acogieron como uno de los suyos y le gritaban «el llano está contigo».
Niños vestidos con trajes típicos animaron al Papa, quien no dudó en lucir, con alegría y admiración, su sombrero «vueltiao» y el collar de semillas para contagiar a quienes vieron este momento y quisieron recordarlo para siempre.