Las expresiones en Colombia son una riqueza cultural invaluable. Estudiar y conocer la forma como nuestro idioma español evolucionó a través el tiempo, enardeciéndose con una identidad única que logra caracterizarnos a través del territorio y nos describe como miembros de una nación tan satisfecha de sí misma, es motivo de orgullo para cualquier colombiano. Nuestra voz, nuestro acento, nuestras palabras y nuestras expresiones son una estampa invaluable que fortalece nuestro carisma y nos une bajo una misma bandera.
blogspot.comEl origen de nuestras expresiones es tan diverso como curioso. El lenguaje cotidiano se va enriqueciendo de ocurrencias, parlache y, en algunos casos, misticismo. Esto último es aún más cierto cuando nuestro idioma expresa, a través de palabras antiquísimas mensajes, frases imposibles.
“Calentar a alguien la oreja” es el resultado de una superstición. Aunque la Real Academia Española ha incluido en su diccionario la expresión, no ha dado más detalles que su origen coloquial; uno, tristemente, descrito desde sólo una perspectiva cultural, pues su definición se encuentra como “reprenderle severamente”. Pero en Colombia la expresión se utiliza, más que todo, como un recurso lingüístico para decir que “alguien está convenciendo a otra persona de algo”; ya sea para enamorar, para odiar o para hacer.
Y digo que es superstición porque la expresión hace relación a una creencia, que viene desde el pensador Plinio el Viejo, el cual evidencia en su libro de Historia Natural, que en la antigua Roma se creía abiertamente que “es conocido por todo el mundo que las personas ausentes saben cuándo otros están hablando de ellas debido al zumbido que sienten en los oídos”.
La versión más aceptada sobre el origen de la expresión es la increíble cualidad humana de asociar cualquier hecho natural con realidades fantásticas. El hecho de que las orejas se nos calienten depende más de una respuesta biológica al miedo, al nerviosismo o, en algunos casos, a la vergüenza. Como este tipo de sentimientos son comunes en el enamoramiento y la conquista, no es sorpresa que se tomara la descripción como una metáfora de lo que sucede cuando “te calientan la oreja”.