El sacerdote James Antonio Benjumea Quiceno, llegó al occidente de Manizales en el año 2011.
En ese entonces, el padre fue recibido de manera amable por parte de la comunidad.
El corregimiento del Remanso, según lo publicó El Tiempo, notaban el buen trato del párroco hacia sus fieles.
Sin embargo, su sacerdocio solo se dio hasta el año 2014, pues renunció a su cargo.
Durante su estadía, tres acólitos acusaron al sacerdote de haber sufrido abusos sexuales por parte de él.
Han pasado 8 años desde ese momento, y al día de hoy, se ha iniciado el juicio que acusa al sacerdote por el abuso de los tres menores.
Las víctimas y los testigos
Según la declaración de uno de los jóvenes, el sacerdote solía darle besos en su frente, le decía que lo quería.
Le expresaba que se veía muy bonito, seguido de eso, le tocaba sus genitales.
El joven añadió, que el padre le tocaba sus partes íntimas, acto que también tenía con algunos de sus compañeros.
Aunque el sacerdote no aceptó los cargos, dos testigos expusieron sus argumentos.
Un médico valoró hace 4 años a uno de los jóvenes presuntamente abusados, aunque dijo que no podía verificar si hubo abuso sexual por el tiempo que trascurrió, pero tampoco lo descartó.
Otro de los testimonios lo dio una madre, quien aseguró que al enterarse de las actitudes que estaba teniendo el párroco. Se acercó a la Arquidiócesis para denunciar a Benjumea.
La única atención que le dieron fue apoyo psicológico.
Mientras eso, el padre seguía dando misa normalmente.
¿Cómo llegó el caso a la Fiscalía?
La madre que dio su testimonio, recurrió según lo publicado por El tiempo, a poner la denuncia tras no ser escuchada en la Arquidiócesis.
Por eso, fue a la Fiscalía General de la Nación en búsqueda de una sanción judicial.
Casos similares
En Filadelfia Caldas, en el año 2008 se presentó una denuncia por el abuso de una menor, a manos del Padre Abelardo Ospina Hernández.
El encargado de los asuntos económicos de la Arquidiócesis de Manizales, envió una carta al abogado que se encargó del caso.
En ella, expresó su indignación por la decisión que tomó el Tribunal, pues él indemnizó la víctima.
Para el Vicario, eso sería la causa maldita para la familia que se benefició de la demanda.
Algunas de sus palabras fueron:
“El dinero que usted logró conseguir con esos argumentos, quitando a la Iglesia y pasando a sus bolsillos, será para usted y su familia, causa maldita de su ruina”.
Por ahora, no se ha dado la sentencia del caso.