Científicos de la Universidad de Swansea y de la British Antarctic Survey confirmaron este miércoles el desprendimiento de la Antártida de uno de los mayores icebergs de los que se tiene registro. Pesa un billón de toneladas y tiene una superficie de 5.800 kilómetros cuadrados. Se desprendió del segmento Larsen C en algún momento entre el 10 y el 12 de julio.
“El iceberg, que probablemente se llamará A68, pesa más de un billón de toneladas. Su volumen es el doble que el del Lago Erie, uno de los Grandes Lagos”, agrega el sitio.
También explica que el desarrollo de la fisura durante el último año fue monitoreado usando datos de los satélites Sentinel-1 de la Agencia Espacial Europea (AEE), y agrega que Sentinel-1 es un sistema de imagen de radar capaz de adquirir imágenes independientemente de la cobertura de nubes, y durante todo el período de invierno actual de la oscuridad polar.
“Aunque el resto de la plataforma de hielo continuará naturalmente a regenerarse, los investigadores […] han demostrado previamente que la nueva configuración es potencialmente menos estable que antes de la grieta”, añade el informe sobre la separación. “Existe el riesgo de que Larsen C pueda eventualmente seguir el ejemplo de su vecino, Larsen B, que se desintegró en 2002 después de un evento de parición similar […] en 1995”, advierte.
Sobre el nuevo iceberg, el glaciólogo Adrian Luckman, líder del proyecto Midas, explicó: “Es uno de los mayores icebergs registrados y su futuro es difícil de predecir. Puede mantenerse como una sola pieza, pero es más plausible que se rompa en varios fragmentos. Una parte del hielo puede permanecer en la zona durante décadas, mientras que otras partes podrían ir a la deriva hacia el norte”.
El hielo supondrá más riesgo para los barcos. La península está fuera de importantes rutas comerciales, pero es de los principales destinos para los cruceros que visitan Sudamérica. En 2009, más de 150 pasajeros y tripulantes fueron evacuados del MTV Explorer, que se hundió tras chocar con un iceberg en la península antártica.
El otro peligro se relaciona con el nivel de los océanos. Lo positivo en este caso es que, como ya estaba flotando antes de desprenderse, no tendrá un impacto inmediato. Sin embargo, dejó al segmento Larsen C reducido en más de un 12 por ciento. Su eventual colapso puede ser un riesgo importante a futuro.