Fuente: Emaze
La educación en Colombia ha evolucionado notoriamente con el pasar del tiempo en todos los aspectos, la calidad, los conocimientos impartidos, la edad y hasta el modo de reprender a los estudiantes.
Antiguamente, en la época de los abuelos, la educación no estaba segmentada por edades sino que había una gran aula para todos, es decir, estudiaban los de ocho años con los de doce y casi nunca se juntaba a niños y niñas.
Los castigos eran cosa seria y no como ahora que todo es con cariño, con ayuda psicológica, no, el psicólogo de nuestros abuelos era una enorme regla con la que el profesor les daba golpes en las manos, si se atrevían siquiera a interrumpir la clase o faltar al respeto con la más mínima muestra.
En ese entonces el estudio era todo un lujo, pues como los mismos abuelos cuentan, había tanto que hacer en las fincas donde vivían que los padres consideraban mejor ponerlos a trabajar en el campo que llevarlos “a perder tiempo” a una escuela.
Otro castigo común que imponían a los abuelos era ponerlo de espaldas contra el salón de clase, siendo una humillación con los demás alumnos.
En algunas ocasiones, las familias contrataban a profesores del pueblo para que fueran a vivir a las casas una semana y medio le enseñaran a leer y a escribir a sus hijos o a sumar y restar para manejar las cuentas de la finca y sus cultivos.
Fueron épocas muy distintas, como los mismos abuelos dicen se aprendió a la brava y con reglazos de los que algunos dicen todavía tener cicatriz.