Muchos colombianos anhelan hacer una vida en el exterior. Otros, se van porque las circunstancias los obligan. ¿Y qué habrá más difícil que desarraigarse de la tierrita cuando no es por voluntad propia? Esa maleta del que no se quiere ir, es la que nos genera más curiosidad. Aquí algunos de los objetos que se lleva un colombiano al exterior para tener a su tierra un poco más cerca, que nos trae MiViajar, un portal de una colombiana que ha vivido en más de 3 continentes.
Guaro con su respectiva «bota»
El «guaro» se consigue virtualmente en cualquier país del mundo a donde ha llegado un colombiano. Sin embargo, nos lo seguimos llevando en la maleta. ¿Será que sabe más rico así?
Una panela
Y eso que de poder, nos llevaríamos el guandolo ya hecho y la aguapanelita dulce.
Olla chocolatera con molinillo
¿No existirán estos utensilios en el exterior? Seguro que sí, pero tradición es tradición y no queremos arriesgarnos a no podernos tomar un chocolate batido como solo lo hacemos aquí.
Chocolate en pasta
Tiene apenas sentido que si somos capaces de llevar la olla y el molinillo, por supuesto llevaremos la pasta de chocolate -aunque se consiga en cualquier parte-.
Café
Ese café instantáneo, sin pretensiones y para todos los días, con el que hacemos nuestro típico «tinto». Lo amamos.
Un escapulario
Colombia no solo es un país muy religioso, sino también lleno de agüeros. Esta es la combinación ganadora para que no falte un escapulario que nos «libre de todo mal y todo peligro».
Manillas artesanales con los colores de la bandera
Uno de los efectos colaterales de migrar, es ese sentido de pertenencia y ese afán de llevar nuestra identidad que se «alborota» como nunca. La mayoría de las veces, la gente sabe por nuestra amabilidad que somos colombianos, pero una manilla siempre ayuda.
Mochila arhuaca
Hablando de identidad, ¿qué habrá más colombiano (o más enamorado de Colombia) que alguien llevando sus pertenencias en una de estas mochilas? La verdad es que sí son únicas, autóctonas, llenas de historia y significado. Hechas por nuestros «hermanos mayores», los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Sombrero vueltia’o
Otro símbolo para reforzar nuestra identidad, que además resulta bastante útil en aquéllos veranos intensos muy al norte o muy al sur del planeta.
Una ruana o poncho
Ruanas y ponchos hay en todas partes, pero nuestros diseños son únicos e inconfundibles. No dan ni frío ni calor: los llevamos probablemente para algún disfraz que presuntamente incluiría botella de guaro en mano y sombrero.
Una chivita artesanal
¿Qué colombiano que vive en el exterior no tiene este adorno en una repisa? la mayoría de las veces con una puntica o una frutica quebrada y pegada con ‘pega-loca’. Luchada, pero la chivita siempre llega.
Una hamaca
Dispositivo mágico para replicar un momento de «relax» tan colombiano como es posible. Además son coloridas y de solo verlas ya da alegría: son como nosotros 🙂
Medicamentos
El Dolex no falta en maleta de colombiano, pase lo que pase. Este medicamente no solo NO es colombiano sino que además se consigue en todos lados, o en su defecto, el acetaminofén. Sin embargo, el hipocondriaco (o «precabido») que llevamos dentro nos obliga a empacar esto como si nos fuera a salvar literalmente de cualquier enfermedad y problema. Por supuesto, esto es solo uno de los ingredientes de nuestro ‘botiquín viajero’.
Dulces típicos colombianos
Platanitos, chocorramo, manimoto, quipitos, frunas, nucita, ducales, barrilete, papas de limón, panelitas, supercoco, choclitos, maizitos, bocadillos, coffee-delight… lista interminable de cosas deliciosas que deberían existir en todos lados pero… no es así. ¿Quién no ha llevado alguno de estos?