Un puma de 47 kilos se había convertido en la pesadilla de los habitantes de Tierralta, en Córdoba.
El felino se había convertido en la amenaza número uno de las vacas y las ovejas de los campesinos de la región, y debido a ello, se vieron en la obligación de comunicarse con funcionarios de Parques Nacionales Naturales, quienes en compañía del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge (CVS), y la Fundación Omacha, instalaron cámaras trampas para capturar al depredador.
El equipo ubicó una jaula de captura especial en zona montañosa entre Tierralta y El Diamante, donde atraparían al felino una vez cayera en la trampa. Sin embargo, localizarlo estaba tardando más de lo normal, y con ello la tensión entre los técnicos ambientales y los pobladores aumentaba.
Finalmente, la madrugada del 31 de mayo el puma macho quedó tras los barrotes.Con la situación bajo control, al felino se le tomaron muestras de sangre para detectar posibles enfermedades o virus y además, se le instaló un microchip para su identificación en caso de una posible recaptura y un collar de telemetría satelital para monitorear sus movimientos y conocer el espacio de su hábitat.
El puma fue sedado y posteriormente, bajo supervisión veterinaria, fue transportado en hombros hasta una zona segura del Parque Paramillo donde sería liberado.
Estando allí, un voluntario se puso de pie sobre la jaula y deslizó la puerta hacia arriba para permitir la salida del felino, mientras el resto del equipo esperaba ansiosamente a que el animal decidiera salir.
El hecho fue celebrado con alegría y satisfacción por todo el voluntariado.